domingo, 13 de julio de 2014

Nuestro adobe fundacional

6 de julio
Hace dos años ue empecé a traer los bártulos para venir a vivir a Capilla del Monte. La llegada hizo, de alguna manera, renacer a los abuelos y volver a pisar algunas huellas que mi familia había dejado en sus naceres por este pueblo.
Reemplazar la mugre y óxido por lija, pintura y limpiador fue el camino que buscaron los trazos de aquel entonces.
Hoy, otro nacimiento viene asomándose con el diseño de la casa donde Lau y yo queremos vivir. Para celebrarlo, Ceci, compañera de la misma tierra fértil, nos trae un adobe de su recién nacida casa, para ser incorporado a nuestro alumbramiento. ¡Ya tenemos el adobe fundacional!
Tantos enviones me estremecen: simples, profundos, firmes y amantes ¡Es tiempo de comenzar!

lunes, 23 de junio de 2014

¡Tierra adentro, hay un jardín!

Después de un arduo trabajo de papa y mamá por poner en pie "la reno", el seis echó a andar.
Corría el año 74 cuando ella hizo su primer viaje. Destino: Elsa Noriega y Oscar Castelló- Capilla del Monte - Córdoba.
Una renoleta de color verde que, seguramente, poco pegaba con mi abuela, clásica hasta la médula.
-Después de largos meses de espera, te tocaba lo que te tocaba.
La reno me alojó en los paseos junto a mis abuelos, me llevaba hasta la base del cerro para subir al Uritorco y me aguantaba en las primeras clases de manejo, hasta encontrar el punto justo del embrague.
Ella tenía veinte años cuando tuvo que partir. Se fue a nuestra casa de Córdoba para llevarnos a la escuela, al club, a las juntadas y a los asados. En ese tiempo yo comía asado...
Seba la usó para estudiar y trabajar, vendiendo sandwiches, productos de limpieza y, al final, yendo a la fábrica.
Tiempo después, por años, estuvo quietita, a merced del viento, la lluvia, el frío y el calor, en un rincón de la casa hasta que, en 2014, a contrapelo de la crisis de los 40, decidió rejuvenecer. Volvió a realizar ese primer viaje para florecer donde fue sembrada.
En la ciudad de cemento y bocinazos, su enclenque columna, su corazón arrítmico y su piel herida, no paraban de sufrir.
Reno está de vuelta. Hace veinte años que se fue. En ese entonces, se habían cumplido veinte años desde su nacimiento. Hoy, de regreso, de renacimiento, grita: ¡Tierra adentro, hay un jardín!

viernes, 20 de junio de 2014

Tiempo de caminante

Regresando al blog, no tengo más que contar que la vida naciente. Se irán mezclando presentes y pasados. Hace días, en "El Quicho", tuvimos un taller de radio. Lxs chicxs pensaron noticias: "River salió campeón", "Llovió mucho". Lxs miré y no pude dejar de pensar que ocurrieron hace dos meses. Lo importante era que el equipo de uno ganó. Lo hermoso era que en zona de profunda sequía este año llovió. Al tiempo lo  mide distinto cada caminante. Nacerán en adelante historias de hace mucho y otras muy recientes. Tal vez, al repasarlas "de viejito" simplemente recordaré que sí... una vez... ocurrieron.
Vivo en Capilla del Monte y represento algún que otro regreso. Mis abuelos vivieron por mucho tiempo aquí. Algunos nacieron aquí. También nacieron aquí mis padres, algún que otro tío y vaya a saber quién más.
Vivo feliz, con Laura, quien los últimos años es luz en mi andar, palabra en mi comunicar y presencia en mi soñar. Laura es compañera profunda, mujer luchadora de abrazo intenso.
Hace poco más de un año vivimos juntxs. Si es mucho o poco, nada importa. Prefiero hablar de huellas más que de relojes. Son un montón, son profundas, van muchas veces acompasadas y van, siempre, recordando el paso, la sangre circulante que hizo al otro pasar.
Algunos dirán: "Hace mucho que no sé nada de Agustín". Quizá, lo que aquí cuente -de mí, de Laura, de ambos- para muchxs no sea novedad. No tiene por qué serlo. "River salió campeón", "Llovió mucho". Tiempo de caminante.

jueves, 19 de junio de 2014

Regresando al blog

Contar encuentros
Contar soledades
Contar... contar...
Pero contar a la brevedad, intentando que no falte ni una palabra, soñando que quede todo armadito para un lector figurado en mi piel: lector que gusta de leer cortito, quedarse rumiando ese poquito y salir, con esos encuentros, con esas soledades, a caminar.
En eso andaba mi blog hace un tiempo y, tal vez, por esas ventoleras que acontecen, no venía saliendo. Yo esperaba el tiempo fecundo para escribir igual y no. El tiempo no llegaba. Los andares reclamaban ser contados de otro modo. Pero no. No le daba lugar a esos modos porque el cerco autoimpuesto, tercamente, marcaba los límites.
El rótulo fue "tiempo de sequía. Ya volverá el aguacero"
Y así fue. La lluvia no llega siempre igual y si espero la misma caída, intensidad y duración, los andares buscarán otros lares y partirán.
Este año llovió. Llovió mucho. Y no paramos de recordar ese envión para pasar el invierno. Comenzó el nuevo tiempo de sequía en Capilla, pero queda mucho por decir de "ese envión".
Retomo los andares, como salgan. Así, como el río Calabalumba retomó su paso por Capilla en el verano: Llevando lo que encontró, contando lo que viene de caminantes anteriores, soñando... soñando.

viernes, 21 de marzo de 2014

Ni un adiós

La ausente irrumpe
"sangolotea"
simulaba inexistencia
y de pronto ¡zaz!
Otra vez: horas de mareo
y esa torturante desazón
mina el campo de cuanta batalla
queremos dar.
En huelga, los contactores acuerdan:
ese cuerpo, helado, doliente
sabe de aquel poco y nada.

La ausente irrumpe
arrebata.

Pende la vida de un hilo...
con crudeza se se corta
el equilibrio se desintegra
ritmo de fuerza de gravedad
subsume al compañero
sin siquiera un segundo de luz
que acepte adiós...

Bullicio

19 de enero de 2013

Silencio ido
silencio dolido
solitario compañero extraviado
puerto seguro
extintor de tristezas.
Reniega de tu terco abandono
irrumpe mi vacío bullicio
ven... ven... que muero.

En el ruido

Diciembre de 2013
Escribo de cuando en cuando, cuando me alejo del ruido y me acerco al río.
En el ruido, Soy rama caída de un árbol sufrido, herido por el vendabal doliente. Soy rama caída encallada en el río, pura ilusión de bienvenir a una brava crecida, que me devuelva el andar, me lance a rodar, me empape completo o me haga brotar.