sábado, 28 de abril de 2012

Puede ocurrirte

Que la tristeza te pueble, te zamarree, te lastime, te desgarre.
Que las lágrimas viajen y viajen por tu cara, en cada momento, sin aviso ni permiso.
Que no quieras pronunciar otra plegaria que no sea un "que vuelvas".
Que no soportes un "está feliz en los brazos de Dios", porque no te preocupa dónde está sino que no está ni estará.
Que no tengas ganas de estar con gente, ni sólo, ni en ruido, ni en silencio.
Que te carcoma lo no dicho y esa próxima ronda de mate en el que él no estará.
Que te sientas condenado a la desnudez en la que te deja el dolor.
Que sientas que no hay hechizo, dios, rezo ni pócima que lo traigan.
Que no se te vaya de la cabeza, sea que juegues, duermas o patalees.
Que te sientas muerto
vacío
adolorido
cabizbajo y consumido
seco y sinsentido
desesperado y oscuro

Puede ocurrirte todo eso y mucho más
cuando amaste y se fue
sin aviso
sin tu permiso
se fue... se fue
nuevamente
terriblemente
violentamente
otro amigo.