martes, 27 de diciembre de 2011

Isondú tiene pedales

25 de diciembre

Se escapa un año de bautismos, hijos de accidentes y robos. Ammes fue el nombre que le di a mi nueva compu y Pillku a la bici que reemplazó a la vieja Anisacate. Cuando Pillku su fue sentí el desgarro de despedir la casa habitada y la cercanía del abrazo de quienes me acompañaron en la angustia.
Clara me cuenta una leyenda guaraní sobre los bichitos de luz: la leyenda del isondú. Dice que Añá, el espíritu del mal, se enojó cuando vio calorcitos encendidos compartiendo alrededor del fuego, un mate, una comida, una canción. Y que sopló y sopló para apagarlo. Pero Tupá, que es Dios, inventó los isondúes, que resplandecen como mágicas fogatas sobre el monte. Añá no los puede apagar.
Cuentan que cuando los hombres ven los isondúes vuelven a encender en su corazón el fuego del compartir, que Añá había apagado.
Bauticé a mi nueva bici con el nombre de Isondú. En el bautismo, recuerdo cuánto amaba Juli a los isondúes. Y el nombre se reparte: ella llegó a mi vida como regalo de dos personas que me vienen dando ganas de ser luz y son resplandeciente luz en mi vida.
Ella, además, recibe la misión de generar luz en mis búsquedas, para afrontar con coherencia y sinceridad los andares, para responder en rebelde fidelidad al horizonte que busca abrazo, para recibir la tempestad.
Querida nuevacasa, querida Isondú... ¡Vamos a andar!

jueves, 22 de diciembre de 2011

Enviones del viento

21 de diciembre
Cuando el fuerte viento viene todo pareciera temblar en mi corazón. Siento que tengo que partir con él, como hoja seca pronta a volar. No logro saber por qué o qué historia de mis antepasados contiene la partida tras el viento. Hoy un sufrido andar de otro va y viene por mi corazón, sin abandonarlo al sueño. Tras la noticia el viento comenzó a soplar y no para. No para. No para. ¿Qué quieres, buen Dios? ¿A dónde debo partir tras este nuevo envión? ¿Qué cuentas, mientras cuenta el viento su canción?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cambiar de bici... cambiar de casa

Despedir a Pillku me robó unas cuantas lágrimas y un largo rato de mirada nostálgica por la ventanilla del colectivo. Había terminado de reparar esa abandonada bicicleta en un silencioso pero constante trabajo artesanal. Entretanto recordaba mucho el cariño puesto en mi adolescencia sobre la casa abandonada que compramos con mi familia allá por 1993.
No era perfecta ni pretendía serlo, pero ya estaba lista para ser habitada, con la regulación justa para sentarme, pedalear y amar.
La había bautizado Pillku, amante de la libertad. Y se fue. De aquel poste, aquella tarde, en aquella ciudad, ella partió. Sólo deseo que hoy esté gozando de su misión: amar la libertad y ayudar a ver el mundo con ojos de sencillez.
De este lado, yo, en cambio, volviendo a empezar. Cambiar de bici, para los que habitamos en ella, es como cambiar de casa: elegirla, repararla, distribuirse en ella, descansar en ella y soñar que la mirada desde esa alcantarilla envuelva un mayor cariño a lxs hermanxs del andar.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Lxs amigxs heredadxs

A ella, la "heredadora", a quien más amigxs le debo

Paso y repaso las fotos de los amigoandantes de las pisadas por el mundo. ¿De dónde me vino este amigo? ¿Cómo conocí a esta amiga? ¿Cómo ellos y ellas llegaron a ser mi respirar? ¿Qué astros se cruzaron para que lleguemos a amarnos tanto?
La genealogía de los amigos que hoy son para mi la vida comulga casi siempre con una misma sangre: el mapa de mis amigos es el mapa de los amigos heredados. Heredé a Juli de Ánika, a Ánika de Clara, a Clara de Santi y a Santi de Fran... a Fran de... y de...a...
Se asoma esta mañana y yo junto al jazmín. Y también junto a él , los amigos heredados. Y los que cuentan la buena noticia que es la vida dejando amigos como herencia: los "heredadores".
Junto al jazmín, los contemplo como tierra santa: son la luz y traen la luz, son el abrazo y enseñan el abrazo, son la vida y presentan a quienes son mi vida.

Jazmín que renueva

De este lado del mundo, los noviembres y diciembres a veces no se viven, se arrastran. La pesada carga del cansancio anuncia dificultades respiratorias en este respirar de la vida.
Pero en noviembre y diciembre... por algo debe ser... florece el jazmín. Santi peregrina cada mañana a él para respirar el olor de su flor y ese aroma purifica el aire cansado del corazón. El jazmín aliviana la carga, da brillo a la mirada y empuja, empuja con fuerza hasta expulsar la pesadumbre y la tristeza malparida.