martes, 27 de diciembre de 2011

Isondú tiene pedales

25 de diciembre

Se escapa un año de bautismos, hijos de accidentes y robos. Ammes fue el nombre que le di a mi nueva compu y Pillku a la bici que reemplazó a la vieja Anisacate. Cuando Pillku su fue sentí el desgarro de despedir la casa habitada y la cercanía del abrazo de quienes me acompañaron en la angustia.
Clara me cuenta una leyenda guaraní sobre los bichitos de luz: la leyenda del isondú. Dice que Añá, el espíritu del mal, se enojó cuando vio calorcitos encendidos compartiendo alrededor del fuego, un mate, una comida, una canción. Y que sopló y sopló para apagarlo. Pero Tupá, que es Dios, inventó los isondúes, que resplandecen como mágicas fogatas sobre el monte. Añá no los puede apagar.
Cuentan que cuando los hombres ven los isondúes vuelven a encender en su corazón el fuego del compartir, que Añá había apagado.
Bauticé a mi nueva bici con el nombre de Isondú. En el bautismo, recuerdo cuánto amaba Juli a los isondúes. Y el nombre se reparte: ella llegó a mi vida como regalo de dos personas que me vienen dando ganas de ser luz y son resplandeciente luz en mi vida.
Ella, además, recibe la misión de generar luz en mis búsquedas, para afrontar con coherencia y sinceridad los andares, para responder en rebelde fidelidad al horizonte que busca abrazo, para recibir la tempestad.
Querida nuevacasa, querida Isondú... ¡Vamos a andar!

jueves, 22 de diciembre de 2011

Enviones del viento

21 de diciembre
Cuando el fuerte viento viene todo pareciera temblar en mi corazón. Siento que tengo que partir con él, como hoja seca pronta a volar. No logro saber por qué o qué historia de mis antepasados contiene la partida tras el viento. Hoy un sufrido andar de otro va y viene por mi corazón, sin abandonarlo al sueño. Tras la noticia el viento comenzó a soplar y no para. No para. No para. ¿Qué quieres, buen Dios? ¿A dónde debo partir tras este nuevo envión? ¿Qué cuentas, mientras cuenta el viento su canción?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cambiar de bici... cambiar de casa

Despedir a Pillku me robó unas cuantas lágrimas y un largo rato de mirada nostálgica por la ventanilla del colectivo. Había terminado de reparar esa abandonada bicicleta en un silencioso pero constante trabajo artesanal. Entretanto recordaba mucho el cariño puesto en mi adolescencia sobre la casa abandonada que compramos con mi familia allá por 1993.
No era perfecta ni pretendía serlo, pero ya estaba lista para ser habitada, con la regulación justa para sentarme, pedalear y amar.
La había bautizado Pillku, amante de la libertad. Y se fue. De aquel poste, aquella tarde, en aquella ciudad, ella partió. Sólo deseo que hoy esté gozando de su misión: amar la libertad y ayudar a ver el mundo con ojos de sencillez.
De este lado, yo, en cambio, volviendo a empezar. Cambiar de bici, para los que habitamos en ella, es como cambiar de casa: elegirla, repararla, distribuirse en ella, descansar en ella y soñar que la mirada desde esa alcantarilla envuelva un mayor cariño a lxs hermanxs del andar.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Lxs amigxs heredadxs

A ella, la "heredadora", a quien más amigxs le debo

Paso y repaso las fotos de los amigoandantes de las pisadas por el mundo. ¿De dónde me vino este amigo? ¿Cómo conocí a esta amiga? ¿Cómo ellos y ellas llegaron a ser mi respirar? ¿Qué astros se cruzaron para que lleguemos a amarnos tanto?
La genealogía de los amigos que hoy son para mi la vida comulga casi siempre con una misma sangre: el mapa de mis amigos es el mapa de los amigos heredados. Heredé a Juli de Ánika, a Ánika de Clara, a Clara de Santi y a Santi de Fran... a Fran de... y de...a...
Se asoma esta mañana y yo junto al jazmín. Y también junto a él , los amigos heredados. Y los que cuentan la buena noticia que es la vida dejando amigos como herencia: los "heredadores".
Junto al jazmín, los contemplo como tierra santa: son la luz y traen la luz, son el abrazo y enseñan el abrazo, son la vida y presentan a quienes son mi vida.

Jazmín que renueva

De este lado del mundo, los noviembres y diciembres a veces no se viven, se arrastran. La pesada carga del cansancio anuncia dificultades respiratorias en este respirar de la vida.
Pero en noviembre y diciembre... por algo debe ser... florece el jazmín. Santi peregrina cada mañana a él para respirar el olor de su flor y ese aroma purifica el aire cansado del corazón. El jazmín aliviana la carga, da brillo a la mirada y empuja, empuja con fuerza hasta expulsar la pesadumbre y la tristeza malparida.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Respetando distancias

Poco a poco, paso a paso, Clara va creciendo. La enamorada sin límites, que expresa sentimientos en el mismo momento que nacen, aprende a retener palabras para que el decir no quiera. Algunas veces también tiene que retener encuentros, aún sabiendo de las posibilidades de que coincidan los ratitos.
Clara no quiere ocultar sinceridad sino respetar distancias.
Ellas y ellos, que se han alejado unos metros, necesitan escuchar silencios y releer aconteceres sin su presencia.
Clara los mira, a lo lejos, callada, respetuosa, sufriendo y amando, con dulzura distante, las distancias que necestian y la paz que un día van a recuperar.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El aliento de la esperanza

¿Y si detrás de la última respiración no hubiera nada? ¿Si ese día, sentado en la última estación, esperando el último tren, fuera un día interminable, una espera vana? ¿Y si la puerta de salida estuviera asomada al precipicio? ¿Tendría sentido este andar? ¿Tendría sentido cumplir algo, levantarse para algo, planificar ago, asentar el pie para algo?
Crecemos plagados de injusticias de las que somos víctimas, parte y cómplices. Crecemos poblados de diarias muertes que no podemos mirar cara a cara ni dos segundos sin llorar.
Crecemos pisando brotes, olvidando amores, negando miedos y cortando alas. ¿Tiene sentido este andar?
¿Qué mágico polvo tiene la esperanza, ese diminuto rincón que transforma casimuertes en huellas del andar? ¿Qué tiene? ¿Qué tiene la esperanza, que pone al hombro los dolores y los sinsentidos y ahí va, tercamente, eligiendo la vida?
Tiene marcas, la esperanza, de amores nunca idos, de pasiones abrazadas, de paisajes sellados en la retina y de paz cantada. Con esos poquitos va... y va... y va.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Celebración de los últimos

Prepara la agenda ese adiós al tiempo que fue y quedó atrás.
En pocos días termino de cursar en la facultad. Un cóctel de cansancio, esperanza de lo que vendrá, incertidumbre y amigos del andar en tiempos de estudio se alista para ser bebido y me hace vivir los últimos días como celebración de los últimos: el último día que curso esta materia, el último parcial, el último día de clases, el último mate en el aula y el último día que entro por esa puerta.
Y también, las últimas palabras de este profe que se juega por lo que enseña, las últimas aceptaciones de los sinsentidos de otros profes y las últimas juntadas para estudiar.
Va este corazón con la misma certeza de lo que cantaba Juli:
"Ya sé mirar el río por donde la vida pasa
sin precipitarme ni perder el tiempo
Escucho en el silencio que hay en mí y basta
Otro tiempo comenzó para mí ahora"
...y en el cariño anticipado a lo que vendrá deseo que la última respiración, antes de la muerte, sea en nombre de la coherencia de vida. Y que el último aliento sea una celebración que reciba a los que más lo necesitan.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Resiste la sufrida flor


El granizo marchitó ayer las flores con furia de castigo. Ellas venían embelleciendo rincones, tras la larga sequía que las hacía agonizar.
Ahora todo parecía paz, con la lluvia llegada y el acariciador sol primaveral. Contemplaba las margaritas cada mañana con inmensa alegría.
Poco duró la paz a la flor. Golpeada, lastimada, hoy despertó con sensación de cuerpo cansado, de herida de combate, de dolor inesperado.
Aunque intenta brillar y no puede, las raíces se conservan intactas. En la batalla perdida, difícilmente pierde la guerra quien permanece enraizado en la Madre Tierra, firme en Dios, con el lazo profundo a donde se nutre la vida.

Esperando con flor


Poco más de diez años de la última vez que la vi. Estuvimos juntos en un grupo que era, para ambos, la vida.
Como entonces, la vida en primavera, nos encontró.
Yo compraba flores porque venían las familias de los que viven conmigo. Las familias merecen flores y mucho más.
Ella compraba flores.
-Voy a llenar la casa. Ayer nos enteramos del embarazo y dispusimos el día para que hoy, la flor, inunde nuestra casa.

sábado, 15 de octubre de 2011

Pillku, en Aymará, “amantes de la libertad”


Porque me dejás mirar a la gente mientras vamos andando.
Porque me hacés oler la flor en primavera.
Porque me esperás afuera mientras hago algo.
Porque juntos le respondemos a los pájaros cuando nos cantan.
Porque juntos nos bancamos el sol, la lluvia, los pozos, la tierra y el caliente asfalto.
Porque juntos huimos a la montaña
Porque cantás conmigo
soñas conmigo
viajás comingo
morís conmigo.
Te llamarás Pillku.
Y así, cuando nos entierren juntos, el epitafio dirá:
¡Aquí yacen dos amantes de la libertad!

lunes, 3 de octubre de 2011

Chocolates del "ottocento"

Él pisaba hace años el pequeño y añejo bar.
Ella visitaba, días atrás, la misma silla, el mismo suelo, el mismo rincón.
Por arte de magia, o gracia de un Dios, por inspiración de las musas o por empujón de un río, Clara sabía que él estaba allí, en aquel bar donde fue por primera vez a mediados del 1800.
Clara trajo chocolates comprados allí, porque ahí él estuvo, porque ahí él estaba, porque ahí él estará. Tomó el chocolate, lo partió y lo dio a sus amigos y amigas diciendo:
-Coman. Éste es el chocolate de la poesía de la vida.
Él pisa, descalzo, hace días esa pequeña historia. ¡Cuánta gente riega la vida, cada mañana, con gotas de ternura!

martes, 27 de septiembre de 2011

Las cazuelas se preparan


Primavera en calendario y primeras flores embellecen la ciudad. Pedaleada tras pedaleada, contemplo a los vecinos en las veredas, preparando las cazuelas para una lluvia que todavía no fue.
Mueven la tierra, esperando la vida que quiere llegar y se hace esperar. Mientras las gotas no caen, este mover la tierra y sacar yuyos, este preparar las cazuelas para que el agua bendiga con toda su plenitud, me tiene pensando. No siempre nuestra vida está en primavera, pero qué lindas son las personas que siempre la esperan: como las cazuelas, tienen los ojos abiertos, el corazón extendido y la ilusión encendida, esperando, aunque sea, que una gota de rocío nazca la flor.

Aroma a tierra mezclada


Clara junta trocitos de tierra para acunarlos en la vasija que modeló con sus manos. Recoge tierra de los lugares donde la infancia se asomó, y tierra de los amores nacidos. Recoge, de casa en casa, tierra que pisaron los amigos que son la vida y esas personitas que en la historia fueron luz del mundo. Tierra de su historia, de los pasos dados y de los rincones abrazados. Tierra de los silencios, de las palabras y de la sangre y el llanto.
Clara mezcla la tierra cada mañana y la casa se llena de aroma. La tierra mezclada perfuma los primeros pasos del amanecer y los amores por venir.
Así, el corazón de amanecer recibe la visita que impulsa los amares. Y cuando olvida, triste anda Clara por la vida, sin saber para qué respirar.

domingo, 28 de agosto de 2011

Tu nombre


(Este es un escrito de mamá, no mio. En el día de San Agustín, publico por qué me llamo Agustín)
"Cumplía catorce años. Esa edad que parece poco significativa y poco se festeja en la espera de la gran fiesta del año siguiente.
Mi abuela Agustina me trajo un libro muy viejo, usado, bastante leído. Tenía un encanto especial, porque ella era así, capaz de hacer de las cosas comunes, cosas grandes.
Era la vida de San Agustín. Impresionante aunque en muchas oportunidades estuve tentada de dejar de leer ese libro porque no era fácil para mi, sentía que la abuela no se lo merecía. Si ella me lo había regalado seguro que yo era capaz de llegar al final! Era una gran admiradora de San Agustín y su madre. Hablaba de ellos como amigos y en ocasiones que la escuchaba murmurar, me decía que hablaba con quien siempre escucha.
Era alegre, generosa, tejía para los demás, preparaba café con leche de “todo leche” para los que venían a pedir. También les lavaba la cara “para que a esos chicos escondidos detrás de la mugre, todos les veamos las sonrisas”
A ella el tiempo le alcanzaba para cocinar, jugar a las cartas, hacer churros y ropa a las muñecas, disfrazarse, reír.
Entre la lectura de ese libro y ese testimonio de vida, surgió tu nombre. Por eso lo quiero tanto.
Murió plácidamente, con su collar de perlas en el cuello y su sonrisa eterna en los labios. Tenía en su mano el Rosario ¡Qué bienvenida habrá tenido en el cielo!" (E.C)

viernes, 19 de agosto de 2011

Caminando, caminando


 Hace días me invade la ausencia del lápiz y la increencia en mis promesas convertidas en relatos de sueños que se amontonan en el olvido.
El desconsuelo pesa mis pasos que intentan y no pueden: dejarlo todo, amarlo todo, brillarlo todo. Intentan pero no. Las promesas se diluyen y hoy soy esa solución líquida que contiene sólo pequeñas gotas de evangelio.
Cada tanto, la esperanza se me cae al suelo y tengo que reclinarme a levantarla. En el ocaso de la juventud, en la visita de la adultez, las cervicales ya duelen. Pero el dolor creyente recuerda que para seguir caminando, el buscador se anima a soportar el dolor. Y la canción de quien supo del dolor hasta la muerte, trae la paz:

“Caminando, caminando
voy buscando libertad,
ojalá encuentre camino
para seguir caminando.
Cuánto tiempo estoy llegando
desde cuándo me habré ido
cuánto tiempo caminando
desde cuándo caminando.
Caminando, caminando”
(Victor Jara)





miércoles, 3 de agosto de 2011

Hacerse montaña


No hay camino de montaña que haya podido omitir el desgarro del desmonte y el dolor del cambio. La maltratada sufre para ser puente entre dos soledades y, aunque añora pasado sin brote arrancado, hace de su grieta, ofrenda.
La misión de hacerse montaña ente dos soledades vive del mismo parto: paga el precio de la pequeña muerte y hereda el saldo del llanto por desmonte.
Ella no es el encuentro ni el abrazo final, pero está para que ambos lo sean. Luego, la montaña, la misión, se corren de la escena y esperan nuevas soledades que añoren el calor del encuentro.
Y así va la vida nomás del que quiere hacerse montaña, con vientos que la desgastan, con desechos tirados sobre sí y olvidos entristecedores, pero con la incansable terquedad de los pájaros bailan y cantan en cada saludo final del sol.

viernes, 29 de julio de 2011

Cuando Pili llegó


No era el tiempo todavía, cuando era el tiempo. El tío y la tía estaban rindiendo y las musas preparaban el altar de la llegada.
Aún no sé por qué esa noche me acosté vestido. Estaba tan cansado que caí a dormir así como estaba.
Los numeritos se acomodaron. Un tres y un treinta y nueve. El neoabuelo llamó:
-Acaba de aparecer con la Pili en brazos. Todo perfecto.
La luna recostada sobre el fondo del camino que me llevaba a la clínica y la canción de Pedro que pasaba de uno a otro oído, turnándose con la imaginación de las caras de esas personitas-alrededores que convoca un recién nacido.
"La ilusión se hizo latido...hubo fiesta en las flores.... y al unísino todas voces hablaron de amor... y las musas brindaron canciones... cuando Pedro llegó"
Después de verla en los primeros minutos que ella respiraba el mundo, vuelvo a casa. Artes de magia y la canción de Pedro ya rodando: “hubo fiesta en las flores”. Miro la alegría del hogar y hoy abrió en flor, engañada por la primavera invernal.
Es veinticinco de julio. El día de (San) Santiago. Santi, ese nombre que muchas veces uso cuando escribo. El papá, poco expresivo en sentimientos, hoy tiene los libros quemados. Llora, brilla y abraza fuerte. Y este flaco, que tampoco brilla por su expresividad física mira y canta. Llegó el día del canto. “¡La ilusión se hizo latido!”
Y recordé esto que había escrito en adviento:

Los minisignos del Amado

Santi mueve y remueve pero no encuentra. Le pidieron que busque los grandes signos de Dios en su vida, un conjunto de apariciones que le den certeza de un Dios presente, de un llamado luminoso y claro.
Cuando los minisignos quieren contarse, los calla por pequeños.
-Tiene que haber algo, un resplandor, un empujón o un signo rebozante, que me haya traído hasta aquí.
repaso el manual de recetas y mi colección de biografías de amantes de este mundo. No sé qué decir a Santi y sigo buscando.
Lo leo derecho, lo leo al revés.
No encuentro nada.
No hay nadie.
No le pasó a nadie.
Los resplandores no llegan a los héroes ni a las heroínas. Sólo pequeñeces, pequeñas piezas unidas como rompecabezas. Juntas, sólo juntas, son la gran luz.

jueves, 28 de julio de 2011

El día de los amigos-cosas

Hoy, o ayer, podría ser el día de los amigos-cosas. Acabo de decidirlo. La compu, el teléfono, la bici, el mate, el terreno del patio de casa, el sahumerio encendido, el banco de la plaza, la hamaca y la taza de té, serán saludadas hoy, en el día de los amigos-cosas.
Vaya el aplauso a todos ellos, testigos silenciosos de abrazo dado, del llanto expresado, de la palabra sufriente y la sonrisa contagiante.
Los amigos-cosas son presencia cercana, silencio prometido, prudencia cumplida y cariño acompañante. Hoy, 27 de julio... amigos-cosas ¡Feliz día! ¡Lo disfrutemos!

viernes, 8 de julio de 2011

Este año no juntemos las hojas

Deja huella a sus pies el desnudo árbol que fue sombra y brillo hace un mes. Mientras el verde "amarillea" y el que era todo savia y vida se desnuda, el suelo acoge y se abriga con las hojas desgarradas.
Mientras la casa viene otoñando, Clara canta infancias:
-Pa. Este año no juntemos las hojas.
Hace años ella dejó la infancia y hoy, en la distancia, cuenta que así viene amando la vida. Esa, tan linda, tan bella, y tan a la vez, llena de hojas de un desgarro inevitable.
Clara todas las mañanas, tras los sueños y los rompecabezas, va y se sienta en ellas. Saca fuerzas del dolor y se lanza a un nuevo día de amor.

miércoles, 6 de julio de 2011

Rompecabezas en la noche

Clara trajo el regalo que su piel le había confesado: un rompecabezas de recuerdos y amores.
Como rompecabezas, los recuerdos de los amigxs queridxs que hoy están lejos, se asoman mientras el día transcurre.
Santi no puede intuir cuando vendrá cada pieza: llegan unas en la bici, otras en la capilla, o entremezcladas entre libros de estudio y filas de espera.
Llegan, pasan y esperan la noche. Santi, a la noche, abre la cajita de las piezas-amigxs que pasaron de visita y arma el rompecabezas de amigxs idos y de amores nacidos.
Cuando faltan piezas las trae a la memoria antes de dormir. Santi sabe que nadie puede y nadie debe faltar en los sueños, porque amores olvidados son pesadillas en la noche.
La noche trae a todxs y lxs funde en el abrazo. Allí, entre mate y mate, cada noche recrean al Amado.

sábado, 2 de julio de 2011

Los pedales peregrinos

(andares a pedal)
En recuerdo de la peregrinación en bici a Alta Gracia

En familia, como hormigas en busca de alimento, los pedales peregrinos se alistaban para girar rumbo a la gruta de Lourdes.
El cielo veía la paleta de colores que las bicis formaban y la paleta de los biciperegrinos que rezaban.
Allí se mezclaban los compradores compulsivos con el último chiche para la bici, los entusiastas, más pasión que bici, más terquedad que entrenamiento, y los imprvisados, que creían ir a la esquina y cargaban la bici así nomás, como estaba.
Entre entusiastas y un grupo de entrenados empujaban a los quedados para ver si un envión los salvaba del abandono.
Y allá al fondo, la gruta de Lourdes, el almuerzo festivo y un Dios que, en esta vida, andaría sobre pedales.

¿Y esa voz?

Vengo escribiendo estos días "Andares a pedal" y entonces no publico nada sobre otra cosa. Pero... como es mi cumple (recién termina) le pongo paréntesis a "andares a pedal" y luego sigo...

1 de julio
¿Y esa voz?

Lleva un par de días y no hay explicación de dónde ni cómo. Mucho más lejano es el por qué, pero pleno ese viento que trae su eco.
Es una tierna voz de mujer pero no llego a reconocerla. Suena por la ventana, como asomada.
La voz asomada, anoche, dijo: "Agustín" y en otro momento "¿Estás listo?"
Hoy miré a la ventana pero no estaba. ¡Esa voz no es de un sueño y lo sé!
¿Será Juli? ¿Será el megáfono de los amigos idos? ¿Será Dios? ¿O serán todos esos?
¿Y esa voz?

viernes, 24 de junio de 2011

La casimuerte sobre ruedas


(26 de enero de 2009)
No termino de entender por qué hoy no fue el día de mi muerte. Suena trágico pero en verdad sólo por arte de Dios estoy vivo y prácticamente no me pasó nada. El auto venía muy fuerte y yo me distraje. No lo vi. Mientras el accidente sucedía nunca pensé que moriría. Pensé que me desarmaba entero pero que una llama quedaría encendida. En medio de la ruta, mientras me iba yendo al costado agradecí a Dios porque me salva aún en mis descuidos. Dios me sigue queriendo aunque lo haga renegar.
Volviendo con la bici al hombro pensé en muchos y en vos querida vida. ¿Cómo vendrás a visitarme? Si la muerte viene sobre ruedas, espero alguien me creme y me guarde dentro de ese cuadro. Pueden dársela a alguien que la necesite, y con él o ella, iremos pedaleando-amando la ciudad.

A la facultad en dos ruedas

(24 de julio de 2007)
Comencé a ir a la facultad en bicicleta, en el marco del utópico deseo de combatir estos tiempos de petrocracia con la alternativa de tracción a pedales. Fue un parto conseguir playa de estacionamiento. Nadie se hace cargo. El centro expulsa a los ciclistas discriminándolos por débiles que vagan por las calles. Entre postes y cestos de basura se turnaron para cuidarme la bicicleta. Volví contento… un mínimo menos de contaminación ambiental es mi regalo de hoy a mis hermanos hormigúmanos cordobeses.
Veremos cómo nos va en la pedaleada, aunque a muchos no le gusta nada. Gracias a Dios nació Cortazar y me dijo el otro día que “los sueños se niegan al desalojo”.

La locura rodando


La pedaleada por las sierras nos esperaba pero mi amigo no tenía bicicleta. Lo más loco que hice en la vida fue eso, simple e inconsciente. Partí en bicicleta cruzando de periferia a centro, diez kilómetros. Una mano en mi bicicleta y otra en la que le iba a dar a mi amigo. ¿En qué pensaba? ¿En qué ángel de la guarda creía? Ellas y yo llegamos a terminal de ómnibus sin un sólo raspón ni atropello. ¿En qué pensaba? En las sierras, en el andar, en el río compartido y en la sonrisa entregada... ¡se venía la pedaleada!

miércoles, 22 de junio de 2011

El sueño rodando


Me iba en bici al dentista pero quería aprovechar el viaje para dejar bicipartes en el taller comunitario. Las bicipartes, colgaban de la bici y hasta había colgada una bicicleta entera. Yo iba pedaleando y la gente me gritaba que frene, que ellos también tenían para darme algo. Y seguía enganchando bicis y más bicis haciendo equilibrio como yenga casi terminado. Y otro cuadro, y otra bici, y otra llanta... y... y...
El despertador lo arruinó todo y se llevó la magia. De momentos pataleo ante la vida, cuando ella se empeña en arrebatarme los sueños sin dejarme siguiera sacar un pañuelo para la despedida.

Los bicicomunistas


¡Hasta la victoria bicis!, saluda atentamente el colectivo “biciurbanos” de la ciudad. La marcha se hace sobre ruedas por la avenida principal, de cuando en cuando, hay “fiesta del reciclaje” para uso bicicomunitario.
Un pedal, un asiento, un viejo cuadro y un abandonado freno son convocados a la fiesta. Los invitados no saben de enajenación porque se convierten en artistas de collage. Suena la música, circulan los mates y se mezclan las sonrisas. El toque final lo da una artista cordobesa. Y así cada una de ellas es única. ¡Y todas son de todos”

martes, 21 de junio de 2011

La Zatti


Abandonada. Olvidada. Vestida de intemperie y soledad, la Zatti dormía en un rincón, como enterrada tras largos años de trabajo. Era igualita a la de Don Artémides Zatti, y por su apellido la bautizamos. Loro y yo tironemos hasta que salió de aquel fango. El corazón nos latía y cantaba, acompasadamente: ¡resucítenla!
Los cantos de Silvio, unos pinceles con nafta, unas pocas pinzas y otras pocas noches, compartires del corazón y cariño mutuo hacia quien había sido sangre de nuestra decisión. Todo eso juntito se mezclaba para preparar la pócima de la biciresurrección.
Entre tanta teoría filosófica diaria, la Zatti se lucía y burlaba

El vendedor de bicis


Íbamos juntando unas monedas y cada tanto decidíamos cambiar la bici. Para compraventa no éramos muy hábiles... ¡pero teníamos un abuelo! Vendía sábanas el abuelo en su comercio de Capilla del Monte.
Cada mañana se iba temprano a trabajar y al rato se asomaban nuestras bicis por el local. Trabábamos el pedal con el cordón de la vereda y nos quedábamos allí largo rato, viendo cómo Oscar pintaba y atendía a los compradores de sábanas.
Además de sábanas y cuadros, nos vendía las bicicletas.
Hace años a mis hermanos y a mi nos quedan dudas. ¿Cómo hacía para venderlas tan rápido? ¿Por qué siempre las vendía cuando nosotros no estábamos? ¿Las habrá comprado y luego regalado? A veces elegimos no lastimar el misterio, no sea que la vida nos termine aburriendo.

martes, 31 de mayo de 2011

La bici antigua

Es de 1938. Una inglesa original, decía el abuelo. En un mercado no tan globalizado decir traída de Inglaterra era certificado de calidad y ensanchaba el porte de quien esas palabras pronunciaba. Tal vez no era garantía, pero lo parecía.
La bici antigua luego llegó a casa para ser "la bici de mamá", pero nunca la vi a mamá pedaleando.
Automáticamente pasaba a ser "la bici de papá", que algunas mañanas nos llevaba a pasear a los cuatro hermanos.
Nos amontonábamos cual colectivo urbano de atardecer. Meli en la parrilla, yo en el manubrio, Seba en el caño y Martín en los hombros.
No recuerdo la velocidad
No recuerdo lo que comentábamos
No recuerdo la mirada de los transeúntes
ni el dolor de las ruedas con todos encima
pero veo, como tatuaje, la sonrisa de la travesía
la picardía de lo exótico
la sensación del abrazo
y la carita de mamá, en la vereda, contemplándonos.
Y ese tatuaje cuenta infancia mientras cuenta futuro... a ritmo de la canción de Teresa... "Mi canoa va... por el río va..."

lunes, 30 de mayo de 2011

Predestinabas

(Andares a pedal 11)


La culpa de todo tal vez la tuvo la bici cinzia. Pasada la tensión del aprendizaje sobre rueditas sucedía el desafío: hacer una nueva pirueta, ganarle al propio tiempo en la vuelta a la manzana, frenar de golpe y escuchar cómo la cubierta patina, dedicar horas de la infancia a romperla sin querer y otras, de la misma infancia, a repararla sin saber.
La nuestra, compartida con mis hermanos era rodado dieciséis y se plegaba al medio. Toda plateada y asiento simil cuero. La hacíamos ir por todos lados y la amontonábamos en el baúl de la renoleta para no extrañarla en los viajes.
La pequeña marcaba el destino... con la bici a todos lados, evitando extrañanzas.

viernes, 27 de mayo de 2011

Sorprendías


(Andares a pedal 10)

Caminaba Santi por Achával Rodríguez y un ángel lo detuvo.
-Hola amigo. Pasaba por acá y reconocí tu bicicleta. Se me ocurrió dejarte este papelito a modo de abrazo mientras sigo viaje. Te quiero mucho. Santi.
Cuando salí de la facu pensé que un folleto de los que enganchan en los autos visitaban mi vehículo. Pero no. Era Santi y su simpleza. Era Santi y sus rincones-ternura.

Frenabas




(Andares a pedal 9)

-Perdoname. A ese perrito lo envié yo, dijo Juli al enterarse que de regreso a casa me habían mordido el pié.
Juli no quería alegrarse pero sí quería que frene un poco el ritmo y confíe menos en mis fuerzas sin límites. Días atrás le había confesado que no soportaba la presión de una cosa detrás de otra, porque preocupado por el futuro, no disfrutaba el presente.
Sé que Juli no tuvo nada que ver con el perrito... pero entre ella, la bici él, un imaginario círculo de complicidad, me llevaron a frenar y me rescataron del abismo a donde me dirigía sin frenesí.

domingo, 15 de mayo de 2011

Encielabas


(Andares a pedal 8)
Sole dice que Analía dice que los amigos nos encielan, nos comparten un rincón de su cielo, de esa belleza interminable que nunca nos cansamos de mirar. Como hacen los amigos del corazón, ella, la bici, es “encieladora” durante las siestas domingueras.
Salimos juntos y dejamos en la ciudad ese que parecemos ser, esa personita hiperconectada y acelerada por el frenesí. Ese inmediato respondedor de mensajes queda guardadito por unas horas, y se asoma un ritmo nuevo, de rutina pedaleante, rumbo al lugar sin tiempo y al andar sin destino fijado. Y ahí vamos, ella y yo, encielados, despertándonos, contagiándonos, enamorándonos... abrazando... como dice la canción, “un pedacito de planeta que... ¡no pudieron robarnos!”

Trasladabas


Así sea a la esquina para comprar un poco de pan, salíamos con mis hermanos en la bicicleta. Ella tenía un encanto capaz de sostener ese absurdo. Para ir cerca o lejos, las dos ruedas se convirtieron en compañeras de compras. Confieso que mi memorioso rincón del corazón conserva el desafío de hacer que la intemperie del manubrio, los caños y la parrilla, alojen bolsas de arena, frutas, pan, palas, valijas, bidones de combustible y mucho más.
Lo peor de todo siempre fueron las bolsas de supermercado, que se empecinaban en abrazar los rayos y la cubierta.
Poco a poco trasladar cosas en bici se torna un desafío y casi una adicción. Me di cuenta de eso recién el día que me fui hacia el centro llevando diez kilómetros una bici con una mano, mientras pedaleaba sobre la otra. Nos miraron las subidas, nos miró el tránsito, nos miró el colectivero y la doña que estaba en la verdulería:
-¿Qué hace? ¿Qué hace?

jueves, 28 de abril de 2011

Zigzagueabas


(Andares a pedal 6)
Nueve velitas había soplado y papá anunciaba cuando por las montañas nos olvidábamos del mundo y nos fusionábamos con el suelo.
-Para las subidas largas, hay que zigzaguear. La pierna trabaja más descansada y entonces podrás llegar un poco más allá.
El zigzagueo se fue convirtiendo en un hábito de vida: buscarle la vuelta a lo que parece imposible de enfrentar, ir firme pero paciente y seguir, día a día, sin bajar los brazos, sin pausar las piernas, sin rendirse ante el lejano horizonte.

martes, 26 de abril de 2011

Soñabas


(Andares a pedal 5)
Voy a ponerle paraguas a la bici
y una radio y asientos para todos
y una cartel que diga “pedaleo luego existo”
y unas cuerdas para transformarla en hamaca
y un cuaderno con un lápiz.

Y le voy a hablar
y me va a responder
y nos diremos “cuidate” al separarnos
y rezará por mi
y rezaré por ella
y la enterrarán a mi lado, en el último viaje
para que no la extrañe
para que no me extrañe.

Y nos separaremos del suelo
o del cielo,
sin que nada
ni nadie, pueda detenernos.

lunes, 25 de abril de 2011

Asombrabas

(Andares a pedal 4)


Porque tenés automóvil
Porque hace calor para bici
Porque hay muchas subidas
Porque se hace de noche
Porque queda lejos
Porque tenés que llevar muchas cosas
Porque se ensucia la ropa
Porque llegás con olor.
estoy loco al pedalear

Porque es lo que tiene
Porque es caro el transporte
Porque el colectivo no llega a casa
porque las cosas pesan mucho
Porque es albañil, y entonces sí,
él no está loco al pedalear.

sábado, 23 de abril de 2011

Hospedabas


(Andares a pedal 3)

Eras para uno o para una... y ese... o esa... entraba justito, conforme al diseño. Pero él, o ella, se las ingenian para que suba uno más, o muchos más.
Un poco más incómodos pero vamos los dos. Ella se sienta en el caño y conduce. Él en el asiento y pedalea. Se sostienen con la confianza, se animan con la mirada.
Se hospedaban mutuamente, y hospedaban a más: rezaban por quien recordaban y por ese señor que no conocían, por el taxista enojado y por la señora que limpia esa vereda, por esa chica de la plaza y por el chico del skate.
Sus corazones hospedaban a quien veían y a quien recordaban. Se llevaban mutuamente, llevaban a muchos... quién sabe hasta dónde.

viernes, 22 de abril de 2011

Vibrabas


(Andares a pedal 2)
Cinco años de andares por la vida había dejado detrás. Ella era pequeña pero sentaría las bases de una pasión. Y ellas, agregadas sobre la rueda de atrás, marcarían la utopía: llegar un día a no escucharlas pero a saberlas vibrantes en el corazón.
Cinco años de andares por la vida y ellas vibraban en las veredas-serrucho de la cuadra de casa. Eran como la mano tendida antes de una caída. Un día las rueditas se fueron yendo y el equilibrio marcó el paso. Se fueron yendo... y quedó la vibración. Ella marcó el paso de un corazón que aunque tiembla un poco, quiere vibrar mucho.

jueves, 21 de abril de 2011

Girabas

(andares a pedal 1)



Rueda, cadena y pedal en interminable movimiento circular. Cadena y pedal, sin miedo a que la rutina de pasar por el mismo lugar toda la vida las deprima. Sin esa rutina, ellas saben como sabe el picapedrero, que otros no podrían amar.
Y la rueda, gira la rueda pisando nuevos suelos, rueda de vida, infatigable soñadora, con un hombro puesto en el cielo y otro en el suelo, avanzando, intercambiando cielo y suelo, suelo y cielo.

martes, 19 de abril de 2011

Andares a pedal

En el día mundial de la bicicleta, comienzo a pasar en limpio y publicar "Andares a pedal" Cuento las razones en la introducción. Luego lo publicaré en CreativeCommons, como corresponde a un socialista del año 2000 :D

Introducción

Cuando terminé de escribir "Andares" sentí que ni "El andante" ni "Andares" daban explícita visibilidad a la fuerza de la bicicleta sobre mi vida, mis sentimientos, mis búsquedas e inquietudes y, especialmente, sobre esos disfrutados rincones de la vida, que son manantial en tiempos de dolor y sed.
"Andares a pedal" recoge algunos -solo algunos- relatos de la experiencia de intemperie en medio de mordedores motores ciudadanos y del ritmo agitado de la vida en la gran urbe. La bici, por más que intentes, no te llevará mucho más rápido de lo que suele llevarte ni podrás tocar una interminable bocina para expresar tu enojo por el modo de conducir del otro.
Pero además, en "Andares a pedal", se amontonan ciertos recortes de bicicleta en vacaciones y recuerdos de niñez sobre ruedas.
Se afirma el cuerpo sobre el pedal y giran. Giran ambos y allá van, abrazados, enamorados, contagiados, respirando paz.

martes, 5 de abril de 2011

La maceta de la menta

Días atrás comencé la experiencia cariñosa de cuidar unas plantas. Lo que suena algo habitual, en mi vida todavía no había tenido lugar, más que de manera esporádica.
La menta me tiene rezando el crecimiento de la vida. Las macetitas ya no aguantan las ganas de expandirse de quien reclama transplante. Solas no pueden y todos los días me miran con ojitos de "hoy te necesito". Les devuelvo la mirada y les cuento de varixs amigxs que me transplantaron. Son muchos, les cuento, los que con sus caricias y pensamientos, me trasladaron a otra maceta y allí me dieron vida nueva. Esas veces, la puerta se abrió para que el corazón salga al encuentro de su ansiedad por expandirse.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Ammes viene llegando

Un poquito de lavanda, un trocito de lienzo, unos centímetros de hilo y un pequeño cartelito conformaban algo másque un sobrecito para olorizar la ropa. Agustín, Meli, Martín, Eugenia y Sebastián, en sus siglas Ammes, fundaban cada temporada una minicooperativa veraniega para "pequeños gustos en vacaciones". Mientras papá trabajaba y nosotros ya no teníamos que estudiar, mamá convocaba y cada uno iba cumpliendo su rol hasta el producto final: un rico olor para que los veraneantes lleven a sus casas.
Las bolsitas de lavanda se vendían en el negocio del abuelo y lo recaudado era para comprar juntos un helado o unas papas fritas al vendedor ambulante. Sea lo que sea, cada "gustito" que nos dábamos era más delicioso porque era fruto del trabajo celebrado y compartido.
En la dulce espera, ya elegí nombre para mi segunda netbook. Dicen que en la antiguedad, el pueblo judío asignaba un nombre y ese nombre era la misión del nacido. "Ammes": te encomiendo la misión del trabajo compartido y colaborativo, como buena hija de Ayni, y como buena nieta de la familia que llenaba de lavanda las casas de los veraneantes.
La tía Clara te teje el abrigo, y en cada puntada ensayo el canto con el que te bienvenirá.

viernes, 4 de marzo de 2011

Bichitos de luz

Ánika abre los ojos en la noche y ellos salen. Están por todos lados pero se prenden y apagan al instante.
Ánika quiere atraparlos y que paseen todo el tiempo por su casa. Y quiere tenerlos unos segundos en su palma, acercarlos a los labios y susurrarles al oído:
-¿Cómo está Juli? ¿Por qué la enamoraban tanto?
Ánika quiere y quiere, pero no puede. La magia de los bichitos de luz guarda silencio. Y aunque saben, conservan en cajita verde esos misterios.
Ánika, Juli y una población de bichitos la abrirán en el cielo.

lunes, 28 de febrero de 2011

Crónica de una misión a la que todavía no fui

27 de febrero

Cerca de las 14.00 hs salimos cargando en las camionetas ilusiones, sueños de una vida por compartir, bolsos y alimento. Por más que lo intentemos nunca sobra lugar... viajes donde viajes las cosas se dispersan entre los pasillos y todos nos subimos como jugando al tetris. Unos preparan el mate, otros sacan enseguida su librito, otros duermen apenas giran las ruedas y un musicalizador guía lo que vamos a escuchar y cantar.
En pocas horas estaremos en Atamiski compartiendo andares.
Tras los primeros kilómetros se asoma una de las provincias más castigadas por el desmonte, años atrás. Entre castigos de tierra y la reciente investigación sobre explotación obrera en Atamski aparecemos tratando de anunciar al Dios de la paz y de la justicia. ¿Cómo hablar de un Dios de justicia a un pueblo sumergido en el olvido de los repartos?
Los cactus y las salinas anuncian sequedad. Cuando la tierra no da más que medidas justas y apretadas, la gente sabe de compartir y de sonreír. No se llena nunca, y al no saber de saciedad sino de hambre, no tolera que otros sufran lo mismo.

Terminé de escribir estas palabras y recordé dos canciones. "Latinoamérica" de Calle 13 y "Ofrenda" de Pedro Guerra.
-Richard, conectá esta compu con los dos temas que preparé.
Él conecta y vamos escuchando "Soy un pedazo de tierra que vale la pena, soy América Latina, un pueblo sin tierra pero que camina" y luego "hablarás contarás lo andado y después descansarás"
Y de repente la chancha y los diez chanchitos cambiaron nuestro plan en cuestión de segundos. Frenamos de golpe y chocamos entre nosotros. Algunos muy doloridos gritan,mientras que otros, al unísono preguntan:
-¿Están bien?
A simple vista todos lo estamos, aunque tres están muy doloridos. Calla Pedro Guerra. Callan los motores. Nos miramos, nos abrazamos, nos consolamos.
Mientras esperamos la grúa muchos se acercan a dar una mano y Néstor dice:
-Íbamos de misioneros y fuimos los primeros misionados.
De entre los ayudantes, Bryan, Diego y Roger se quedan hasta el final, y nos cuentan a Daniel y a mi una seguidilla de accidentes en ruta, de mitos sobre luces malas y hacen una docena de preguntas sobre nuestra vida.
El resto ya fue auxiliado. Los saludo y les deseo que puedan concentrarse en la misión. Viene la grúa y se lleva a Daniel con una de las camionetas. Los fieles pequeños se quedan conmigo largo rato como si el tiempo no fluyera, cosa atípica en la ciudad. Cuentan de vizcachas y tortugas y aseguran que hay muchos animales raros.
-¿Por qué raros? -pregunto.
-Porque no están en todos lados, asegura Roger.
Subimos a la camioneta con los tres y esperamos el auxilio, en medio de una noche estrellada comparable con la que tiempo atrás relaté en cordillera. Piden que les explique cómo se usa un cinturón de seguridad y dicen:
-¿Es una compu?
Saco a mi pequeña Ayni y se las muestro, mientras veo las gotas de sangre. Al encenderla percibo que Ayni agoniza tras veintiocho meses de cotidiano esfuerzo.
Creo que sólo es la pantalla, aunque dudo poder recuperarla.
Hace horas llaman a los chicos y finalmente van. Aquí estamos, aquí solos, con mis huesos doliendo, con Ayni agonizando, con los grillos cantando y la misión esperando. Aquí estamos, redibujando andares, en medio de una misión a la que todavía no fui.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Eras demasiado

Eras demasiado
demasiado para mi.
Te trataba como un cristal
en el miedo de dañar tu pureza
te olía como una flor
sin tocarte, respirándote.

Pero eras frágil y yo torpe
princesa y yo bestia
piel y yo metal.

Un día la torpeza
me tuvo distraído
y mi flecha te hirió
la noche nos perdió
y el llanto humedeció.

Eras demasiado
demasiado para mi
allí quedaste
nunca más te vi
allí quedé
nunca más renací.

Venías, te ibas, y acá estoy

Venías y florecía
los jazmines inundaban el aire
y la luna estaba siempre llena.
La vida era canto
y el canto tu sonrisa.

Te ibas y marchitaba
las hormigas desaparecían la flor
y las nubes al sol
la ausencia enterraba el andar
y los héroes se rendían.

Venías, te ibas, acá estoy
¿estoy si te vas?
¿estás si me voy?

martes, 22 de febrero de 2011

La esperanza como haz de luz

Cuentan que vendían lo que robaban y lo que habían comprado... el auto vendían, y los adornos de la casa de los viejos vendían.
Mientras cuentan, uno de ellos recuerda:
-Yo salía vestido y volvía desnudo. Vendía lo que tenía puesto y con eso aunque sea una línea consumía.
No vendían a sus hijos pero casi. Ellos eran la esperanza para seguir vivos, esperanza de volver y cambiar de la cabeza y del corazón de sus pibes esa última imagen de un papá que camina en la corniza.
¿Qué hicieron con estos jóvenes? ¿Quién se metió con estos jóvenes para amputarles los rinconesvidas?

domingo, 13 de febrero de 2011

Brillabas pero ya no

Brillabas pero ya no
Parecías iluminar interminablemente
pero un atardecer te arrebató
¿Te apagaste vos?
¿Me apagué yo?
¿Cuándo viajaron esos pasajeros-promesas
que se fueron sin ser despedidos?
¿Cuándo cruzaron el mar
soltando en océano profundo
la esperanza de "sos mi vida hasta la eternidad"?
Cuándo...cuándo... que no avisaron.

martes, 1 de febrero de 2011

Por la 40 en 2 ruedas (relatos)

Un post un poco largo...
Van los relatos de las vacaciones en bicicleta por Ruta 40
Enero 2011


20 de enero
-¿Te dejaron subir la bici?, pregunta con voz de niña, sentada con los pies en el asiento. Hablamos un rato con mi compañera de viaje mientras mis padres saludan por la ventana y mamá llora sin poder disimular su miedo a mis locuras.
Evangelina es de San Rafael, vive en Río Gallegos, quiere estudiar en Córdoba y viene de estar de vacaciones en Cosquín con su novio de Entre Ríos… surtido país.
Cuando no duerme o charla, lee la novela que me prestó Pame… ¡Y casi la termina! Yo, en cambio, duermo, duermo, duermo… y aún así no recupero.
21 de enero
Parto hacia Malargüe y Vero me dice que tiene una amiga allí que puede darme una mano para pensar mi travesía a dedo por la 40. Raquel me llama por teléfono y me dice que está con Tate, que la casa no es muy cómoda pero que me recibirán con gusto para que no tenga que ir a un camping.
Hablamos largo rato con Raquel y Tate mientras Tate prepara unos capelettis con panceta. Mientras la escucho hablar sobre los pequeños productores pienso, como siempre, que el campo no es siempre el mismo. Entretanto me cuenta lo que es dar clase en una escuela-albergue
-Éramos un pequeño grupo de resistencia que creía que la escuela no era un lugar separado de la población. El director creía eso y nos costaba mucho. Queríamos que al menos vaya y recorra para saber cómo viven los chicos y las chicas de la escuela.
Listos los capeletti que Tate preparó. Sin conocernos tanto compartimos sueños olvidados, dolores- país y sonrisas. Raquel mira añorante y me cuenta lo que extraña a mi amiga. Se mezcla en mi egoísmo con su extrañanza, mientras la miro y le digo… “soy agradecido de haberla conocido. Me cuesta que no está con vos, pero a la vez disfruto mucho de tenerla cerca.
Me levanto temprano y salgo rumbo al cruce donde puedo tener suerte. Sólo la vez que choqué hice dedo. Pasa un rato y nada. Pedaleo y el sol va cobrando fuerza mientras me canso. Diego frena y dice.
-La cargamos. Voy bastante al sur.
Atamos la bici junto a un material para sellar pozos petroleros y subo.
Es dura y solitaria la vida del camionero. Poco descanso y mucha intemperie. Diego añora su tiempo de ciclista pero ya a los 17 años comenzó a manejar el camión junto a su padre. Tiene 33 y está casado. Meses atrás nació su beba, que la conocí viendo su sonrisa en el parasol del conductor y viendo a la vez la sonrisa de Diego cuando cuenta
-Renuncié a mi trabajo anterior donde hacía 14 por 7. Le dije a mi señora “andaremos un poco más ajustados pero no quiero estar 15 días sin verte y sin ver a la gorda.
Pero aún así casi siempre maneja 15 horas, duerme algunas pocas y comparte con su familia cuanto puede.
Me despido agradecido mientras pienso lo dura que es la vida de muchos en este país.
Tras unos kilómetros en medio del desierto se asoman pequeños enojos sobre mi compra de pasaje y mis sueños de intemperie. 35º con subidas de ripio, bicicleta cargada y falta de agua me hacen creer que no podré avanzar mucho más. No me preocupa tanto mi futuro porque tengo carpa y alimento. Me preocupa no tener señal para avisar que estoy bien. Pienso alternativas mientras sólo veo pasar automóviles donde la bici no entra.
-Dios… dame una mano, grito sin encontrar sombra donde permanecer.
Enseguida frenan tres en una Hilux. Vienen de dinamitar un camino y ven mi cara de cansado. Me suben y confirmo que el cansado sabe de cansancio y por eso ayuda al que ve en camino. Los “muy turistas”, en cambio, no. Sólo hacen gesto de “no puedo” y siguen acelerando.
Pato, Ricardo y Andrés quieren volver tras cinco días en montaña. Es difícil calcularle las edades a los curtidos por el sol y la seca tierra del desierto cordillerano, pero seguro no tienen tanto como parece. Son por de más amables en ser mis guías turísticos, contándome sobre petróleo, agricultura, ganadería y ríos. Manejan durante medio día para estar poco más de uno con su familia. Luego la rutina que los llevará al rayo del sol y a dormir en un contenedor, a veces, descontando horas para el regreso.
Todavía no empezó la travesía planeada. ¿Todavía no? Y recuerdo las palabras de María Fabris:
-No planifiques mucho tu vida y descubrirás grandezas.
Pedaleo desde Centenario a Neuquén y paso por Zanón… no dejo de cantar la canción de Arbolito… “si pasás por Neuquén no te olivdes de irlos a conocer… los muchachos te van a mostrar como se hace un país de verdad…”
Mientras pedaleo me encariño con la historia y con los conocidos de hoy. Entretanto constato que en el país son muchos los que tienen una vida más sufrida y entregada que yo.
Enseguida viene el colectivo que me llevará a Junín de los Andes. Saldré de allí apenas llegue.

23 de enero
Los cuatro de la travesía comenzamos a armar bolsos, atar equipaje y sacar la primera foto. Minutos antes de las 11, bendecidos por quienes nos despiden, emprendemos viaje.
El camino rodea el Lanín que de manera imponente siempre está. O lo tenemos en la espalda, o a la izquierda, o de frente, pero siempre está. El Lanín, como las subidas, nos acompañará largo tiempo.
Frenamos a comer algo dulce en La Rinconada, a 30km de Junín de los Andes y seguimos. A las 15 llegamos a San Ignacio donde pedimos agua y almorzamos. Descansamos un rato hasta que bajó el sol y seguimos.
Llevamos cerca de dos litros de agua cada uno pero no alcanza. El agobiante calor y el viento hacen que se diluya en la boca casi sin que nos enteremos. No nos queda nada y comenzamos a hacer “dedo de agua” La gente frena y nos va dejando lo que tienen en las botellas.
No encontramos río y las subidas sin descanso nos tienen físicamente agobiados. Un camión frena para darnos agua pero nos ofrece llevarnos a Zapala, mientras nos dice “todo subida hasta Zapala” Atamos las bicis al semi y “todos a la cabina”
En viaje hablamos de los lugares de Argentina y Leandro conoce bastantes pero “me gustaría poder conocer sin el camión, frenar y mirar. Cuando vas con el camión no se puede”
Nos deja a las 23hs en Zapala. Nuestro cansancio no merma y ansiamos comer y dormir. Con el camping municipal, intento fallido. Nos comentan del camping del ACA y allá vamos.
-Sí, nos dice, mientras echa gas oil en una camioneta. Pueden quedarse, la gente se queda.
No es un camping sino un conjunto de mesitas para almuerzo viajero, y dista mucho del dato “en el camping del ACA tienen luz eléctrica y agua caliente”
En fin, tenemos tanto sueño que nos importa poco. Armamos carpa, comemos y a dormir.

24 de enero

Después de un buen descanso desayunamos y salimos a las 10.20hs rumbo a Las Lajas, donde estaba previsto almorzar. Una linda bajada nos hizo disfrutar del costoso día anterior, mientras el velocímetro marcaba 60km/hora. Luego interminables subidas exigían las piernas sin darles descanso hasta poco antes de nuestro destino. Entretanto resulta imposible encontrar “una sombrita” y tras cada cuesta nos vamos diciendo mutuamente: “después de esta capaz que haya un arbolito... pero nada. Cuesta tras cuesta, ni una sombrita.
Nos quedamos un ratito en un arbusto y salimos para llegar finalmente a Las Lajas. Con el calor de hoy no había agua que alcance. Estimamos estar tomando 6 a 7 litros de agua por día cada uno. Llegamos al río con mucho calor. Tras unos minutos piedra y tormenta eléctrica, un viento pocas veces visto en mi vida que hace que las gotas que caen de un lado del puente lleguen sin problema al otro lado, antes de tocar el suelo. Segundos más tarde rota el viento y el mismo cuento para el otro lado, de modo que no podemos dejar de mojarnos.
Acá estamos, bajo el puente, mirando la tormenta eléctrica, juntando leña y recalculando la ruta que hoy no podremos hacer.
Después de un rato de relaciones sociales en Las Lajas, mientras nos preveíamos de alimento y líquido en el supermercado, comenzamos la mateada. Luca se ocupó del fuego. Lo que habitualmente nos resulta casi inconcebible se vuelve uno de los elementos más preciados en estos lugares. Así, nuestro matermo (mate-listo) pasa cariñosamente de mano en mano mientras los fideos de cocinan. Entre mate y mate, pensamos en el mañana. El mañana remoto, en el que nos proponemos llegar a Chos Malal. El mañana lejano, donde se empieza a dibujar el sueño de otros 1000km por la 40 el año que viene, y así durante años, hasta completarla. Entretanto recordamos y celebramos justo un año de esta idea que hoy se concreta.
El atardecer nos enamora. Le sacamos fotos y más fotos, sin cansarnos. Pienso que cuanto más cae el sol más hermoso se pone... y pienso que Dios quiera que así sea mi vida... siempre en busca de más... sin descontar el tiempo de vida... viviendo plenamente la hermosura del andar hasta el final de los tiempos.
Comemos e inmediatamente nuestro puente-casa pasa a ser habitación. Suena hasta poético contarlo y ver fotos de bicis, una ollita, bolsas de dormir y alguna que otra mochila. Suena terrible pensar la cantidad de hermanos y hermanas que la vida bajo el puente excede anécdota.

25 de enero
Cerca de las 6 nos despiertan unos pibes emborrachados que manejaban una Ford Ranger. Quedan empantanados junto a nosotros, bajo el puente y piden todo el tiempo perdón por despertarnos, primero en inglés y luego, cuando le aclaramos que somos argentinos, en castellano.
Iniciamos pedaleada 8.15hs y prevemos hacer hoy poco más de 150 para llegar a Chos Malal. Allí nos espera la gran amiga Aixa, una de las personas que más aprecio en este mundo, y su familia. Nos esperan también los salesianos, que se pusieron contentos al enterarse que íbamos.
Arrancamos con nube y fresco. Cada tanto nos alcanza una tormenta retrasada de ayer y nos moja apenas acariciándonos con el fresquito de las gotas.
El camino tiene poco y nada. Cruzamos el salado y seguimos hasta frenara a almorzar bajo otro puente, ya que el “fijate si más allá hay una sombrita” sigue siendo un imposible.
Las bicis armonizan compañía y soledad. Cada una viene moviéndose con su andar y sus mañas: un ruidito por acá, un cambio que entra de tal manera y no de otra, un freno que responde como sólo él sabe responder y la bici va.
Pero en armonía va, sabiendo que las otras allí están, llevando en el equipaje algo necesario que las otras no llevan, y llevando en su andar una historia, un color y un dolor compartido, mientras avanza en compaz.
Entre compañía y soledades, a todas las une el agua, infaltable compañera de vida.

Tras el primer descanso, 21km de intensa subida llegaron casi hasta sacarnos las ganas de pedalear. Siempre nos parecía que no podía trepar más y tras la curva aparecía otra subida. Frenamos en Chorriaca a pedir agua el el señor del ex-ACA nos dijo que nos quedaba casi todo subida, exceptuando una bajada inicial.
Decidimos separarnos por carpas para hacer dedo pero luego un automovilista nos entusiasmó con la bajada. Pedaleamos 25km más llegando a los 100 de día y ahí volvimos a separarnos para poder llegar a Chos Malal. A Luca y Ariel los subió una Master de transporte de pasajreos, ingeniándoselas para hacer entrar las bicis entre los asientos y la gente. Entre mate y charla, el chofer de “Casa nuestra”, un poblado cercano a Chos Malal, los llevó a la parroquia.
Fer y yo esperamos metros más adelante al “Cono sur”. El chofer del colectivo frenó amigablemente ganándose el aprecio. Tras unos 50km llegamos a la comunidad salesiana donde nos recibieron con gran generosidad los padres Isidoro, Azzurro y Emilio.
Nos bañamos con agua caliente y llegaron Aixa y Daira, para buscarnos... allá, en casa de su familia, nos esperaban para cenar algo caliente... “sentados en sillas y comiendo con platos”
Disfrutamos mucho ahí, gozando de cómo se reían acompasadamente madre e hijas. Yo volví cantando el poema de Hamlet Lima Quintana: “hay gente así... tan necesaria”
Tras el agua caliente, la comida en platos y el descanso en colchón el cuerpo no entendía mucho pero se moldeaba aprendiendo a valorar lo que siempre tiene. A veces uno se acostumbra demasiado y estas ausencias lo devuelven a amar la trama de las cotidianeidades.

26 de enero
Después de algunos kilómetros, Emilio nos llevó en parte de la trepada hasta la escuela donde trabaja Laura Rodríguez. Pedimos agua y compartimos unos minutos con los nueve alumnos y las dos maestras.
Emprendimos nuevo pedaleo de 42km con un lindo tramo de bajada donde sobrepasamos los 74km/hora y llegamos poco antes de Buta Ranquil a un pequeño arroyo con alcantarilla, que no debe distar mucho del paraíso.
Aquí estamos, en minutos, rumbeando a Barrancas.

La llegada a Barrancas fue extremadamente difícil pues el viento y la subida no nos dieron respiro. Muy cansados conseguimos a “que tiene la llave del camping municipal” y cenamos fideos con caballa, previa tomada del ya amado “Mate-listo”. Tendremos que atravesar entre mañana y pasado un tramo bastante desértico y en altura, con poca población y evidentemente sin señal.

27 de enero
Salimos de Barrancas y con ello terminamos de cruzar Neuquén de sur a norte para ingresar a Mendoza. Apenas cruzamos el puente del río Barrancas nos recibió un vistoso cartel de “Ruta 40”, diseñado para foto. Frenamos y luego emprendimos la ya sabida trepada de 38km. El fuerte viento en contra se ocupó de malhumorarnos, especialmente a mí, que el viento siempre me malhumoró. Lo que a mí me cansa el viento, a Ariel lo cansa la subida, a Fer los tramos largos y a Luca los tábanos. Menos Fer, el resto puteamos para ver si así se siente menos. De esta manera las subidas dejan de ser “subidas” para ser las “subidas de mierda” y el viento ahora es “el viento culiao” (una expresión muy cordobesa). Los tábanos son todos hijos de puta, pidiendo perdón por las expresiones a quienes le moleste.
Hace siete días que no veo a Ayni, cosa que nunca había pasado desde que ella llegó a mi vida. ¿Qué pensará? ¿Pensará? Tal vez sí... invadida en un sentimiento de soledad desconocido.
Si el viento nos da un respiro llegaremos a La Pasarella. No tenemos tanta comida para cruzar el desierto pero suponemos que nos alcanzará. Sino alguno siempre es generoso.
Almorzamos en Laguna Nueva, un lugar paradisíaco en medio de la montaña.

Como teníamos previsto, Fer se separó del grupo en el ripio, para no romper la bicicleta prestada y descansar un poco. El ripio convierte la llanura en subida y la subida en un imposible, porque los serruchos y la piedra suelta frenan la bicicleta y la llevan a paso de hombre. Hicimos 40km de ripio y ya se nos hizo la noche en este, el día más duro de pedaleada. Los últimos tramos de subida, viento en contra y ripio nos cansaron mucho, mientras regulamos el agua hasta hacer “dedo de agua” nuevamente. En la noche y con viento armamos las carpas usando las bicicletas y las piedras de la zona de estacas, para que no se conviertan en globos aerostáticos.
Fideos con caballa en una increíble noche estrellada, a 5km de La Pasarella.

28 de enero
Dormimos hasta las 9 después del agotador tramo de ayer. Tras 5km de ripio llegamos a La Pasarella y de ahí asfalto hasta Bardas Blancas. 20Km antes frenamos a almorzar galletas con caballa, un manjar para el desierto, aunque ya extrañamos las frutas y las verduras. Por segunda vez, los tábanos no nos dejaron dormir la siesta, pero sí nos tranquilizó un cartel de tiza o cal que pinta la ruta diciendo: “Fer G: estaré en parroquia de Malargüe” Mañana lo veremos nuevamente.
Kilómetros más adelante llegamos a Bardas, con viento y subida. Compramos merienda y nos quedamos dormidos bajo el peso del agotador día anterior. Preveíamos hacer en la tarde una trepada de 20km de ripio pero el físico no nos daba para mucho más. Resolvimos hacer dedo en el envejecido puente y si no teníamos suerte, dormir debajo.
Compramos para cenar y desayunar en el corralón donde nos atendió Cristián Roger, con enorme amabilidad y nos convidó hielo.
Ya en el puente, nos levantó una Chevrolete manejada por Lucero, que nos ofreció llevarnos hasta Malargüe. Esa opción nos permitió avanzar un tramo y no tener que tomar colectivo desde Malargüe a San Rafael para llegar al trabajo a tiempo.
Reencontramos entonces a Fernando, que nos esperaba en la parroquia, después de compartir viaje a dedo con Beto Cousiño. Los curas nos prestaron una salita con baño, de modo que supimos nuevamente de agua caliente. En la plaza celebramos nuestra última noche todos juntos con pizzas, empanadas y el infaltable jugo Ades de manzana.
Mientras el resto fue al sobre abrazado por el cansancio, yo me encontré con mi amiga Vero y su amiga Raquel, que me había recibido en el tramo de ida.

29 de enero
Redistribuímos peso para poder separa la expedición y pedaleamos juntos hasta El Sosneado. Allí Luca y Ariel pasarían el día para luego rumbear a Mendoza, y Fer y yo seguiríamos pedaleando para acercarnos a San Rafael.
Desde entonces hasta la noche el viento en contra se ocupó de llevar nuestras bicis a la mitad de velocidad. Frenamos a mitad de camino, en las salinas. Rezamos la misa, cenamos y a dormir.

30 de enero
Madrugamos para hacer un fuerte tirón a San Rafael en la mañana. De momentos algunos paisajes son tan similares durante horas que algunos podrían aburrirse. Sin embargo, los ojos y el corazón de ciclista van recreando los paisajes, mirando profundamente los detalles, y con ellos se entretiene, mientras habla con él mismo, o con Dios... o con ambos a la vez.
¿Cuántas vueltas habrá girado el pedal? ¿Cuántas veces habrán pasado los eslabones por los dientes de los piñones? ¿Cuánto habrán mirado los ojos y descansado este corazón que venía acelerado? ¿Cuánto, cuánto, cuánto, en estos 720km de bicicleta? ¿Cuánto, cuánto, cuánto, en estas 51 horas y 10 minutos de pedaleo, en estos 8 días de estas horas de desierto y consumo interminable de agua?
¿Cuánto, cuánto, cuánto? ¿Cuánto le queda a la 40 para que la terminemos de pedalear? ¿Cuánto? ¿Cuánto? No importa cuánto. Sólo importa lo que Clara dijo:
-¡Te hace bien la montaña amigo!


Posdata (Para algún ocurrente viajero)

Llevamos bolsa de dormir y carpa, varios cereales y al resto lo fuimos comprando en el camino.
Las bicis eran bastante viejitas excepto la que le prestaron a Fer, pero aguantaron bastante.
Llevamos varias herramientas y repuestos para que nadie quede fuera por imprevistos fácilmente solucionables. Le pusimos gel autoparchante a las bicicletas para no perder tiempo.
Es importante que la parrilla esté bien amarrada y que el equipaje no se mueva. Un pozo mal agarrado puede hacer que el equipaje se enganche en los rayos y termina el viaje.
Con los colectiveros no siempre es tan fácil. A veces largan la bicicleta sin problema. Otras te cobran sobrepeso y otras intentan convencerte de que la mandes por encomienda, especialmente cuando hay muchos bolsos.
No gastamos ni un peso en alojamiento
Y lo mejor de todo: en 8 días gastamos $130 (U$S 32) cada uno. Si le sumamos los pasajes, combinados con algunos tramos a dedo, gastamos $700 (alrededor de U$S 175)
Por ver el paisaje, Dios, o quien sea... ¡no nos cobró nada!







martes, 18 de enero de 2011

¿Qué tienen?

Me fui con guitarra
como si supiera tocarla
a ver la luna
como si supiera mirarla.

Y los dedos se movían
sin saber cómo sonar
y los ojos lagrimeaban,
         al verla,
sin saber cómo viajar.

¿Qué ojos tiene
         la luna
para enamorar?
¿Qué paz tiene
         la luna
para iluminar?

Ni los duendes
ni los pinceles que dibujan sueños
pudieron descifrarlo.
¿Qué magia tiene
          la hermosa
para arrojarme al parque
para quitarme el mal?

¿Y la guitarra?
¿Qué magia tienen?
          ¡Qué magia!

domingo, 16 de enero de 2011

Los sueños olvidados

Sueñan los sueños
que el niño soñó
Sobrevivir sueñan
mientras el trajín
los tiene
acurrucados en el rincón
sumidos en el olvido.
Y esas pinceladas
trazadas siendo niño
fueron reemplazadas
por costumbre y aburguesamiento
(hamburguesamiento)
¿Dónde permanecen los sueños
que no alcanzan a ser abrazados?
¿Hasta cuándo nos esperan?

miércoles, 12 de enero de 2011

Cordillera profunda... preparando el vuelo

Sueñan las piernas y las arterias con aferrarse finalmente un día a esos pedales que quieren girar.
-La cordillera profunda te espera, dijo Clara aferrada a un pasado que la recibió en sus primeros pasos.
Y mientras sueñan, el lado tierno del sur del mundo manda mensaje:
-El Amado sabe darle la inclinación perfecta a la bicicleta en las curvas cerradas, saltar las piedras, volar para acortar los pasos peligrosos. Estoy aprendiendo -continúa diciendo Clara, a callar y pedalear en los lugares más extraños y disfrutar el panorama, la fresca brisa en la cara. Y cuando no puedo mirar más me mira, sonríe y dice ¡Pedaleá!
¡En diez días estaremos pedaleando.... Cordillera adentro... encontrando al Amado!

martes, 4 de enero de 2011

Treinta en la hamaca

Tiago estuvo en la hamaca de la plaza más de media hora. Tiago tiene treinta, como los minutos que estuvo en la hamaca... y con treinta nadie tiene que estar en la hamaca. Tiago no sabía esa regla y se niega a aprenderla. La gente lo veía y se reía ¿qué hace ese señor en la hamaca?
Cuando le contó a Clara ella supo responder sin ruedo.
-Es que miran de lejos. Ellos no saben mirar el corazón.
Clara supo y lo tranquilizó:
-El corazón joven ama la hamaca. Ella va y viene, acercándose viaje tras viaje al sueño de volar y al vaivén del pasado feliz y del futuro lleno de viento y magia.

sábado, 1 de enero de 2011

"Bienviniendo" el 2011

Ya giró en la última curva el colectivo que se lleva esa pila de calendarios del 2010 y ahora sólo podemos verlo de lejos.
"Bienviniendo" el 2011 en el desayuno del 1º de enero no puedo dejar de pensar lo mismo que siempre permanece, como si fuera borra de un café que se acabó: "Dios es capaz de llenar una vida" Ese Dios capaz de llenarla se manifestó de mil maneras en chicos y chicas del andar, en cariños expresados y en ternuras del compartir.
El mismo Dios, si mal no escucho, viene contando que este año me llama a una lucha menos teórica y más comprometida por los más necesitados, intrometiéndome en espacios de amor a la humanidad doliente.

Alza la mirada y reza, este luchador de escritorio que no se ensucia las manos ni se llega a problematizar en el encuentro con el dolor. Alza la mirada y reza, pidiendo a Dios la fuerza para romper el miedo-freno interior.
Dios contesta cantando, como hacen los felices...

"Sin miedo,
Las manos se nos llenan de deseos,
Que no son imposibles ni están lejos,
Si somos como niños,
Sin miedo a la locura, sin miedo a ser feliz.
Sin miedo,
mejor vivir sin miedo"
(Rosana)