domingo, 28 de diciembre de 2008

Preparando la subida al Uritorco...

El recuerdo

Mis primeras pisadas sobre el Uritorico fueron a los 4 años. Caminaba un tramo y cada tanto subía a los hombros de papá. Todos tenemos algo así como un papá que nos llevó por primera vez. A algunos nos hizo subir... a otros les contaron la historia. Ese cuento... el recuerdo de ese cuento hoy nos hace querer subir.

No olviden llevar el recuerdo...
Ni tampoco protector solar, agua, zapatillas firmes de deporte, ropa clara y liviana, gorra o sombrero y una mochila cómoda.


La ilusión

Uritorco es para mi como esos héroes de la infancia. Cuando éramos niños muchos vivíamos en torno a los héroes... y de ellos hablábamos a nuestros amigos. Ellos y nosotros, juntos, íbamos a salvar el mundo. Esa ilusión por mucho tiempo no pudo ser quitada. Tampoco podrá serlo este héroe.

No olviden llevar la ilusión...
Ni tampoco frutas y alguna golosina, sandwich o algo para almorzar y la plata de la entrada.


La sonrisa

Al pie del Uritorco estaba la casita. Esa casita en verano era tomada por las flores. Flores y sonrisas desde que los Fontaine llegaban de vacaciones. Amontonamiento de sonrisas, entre ríos, paseos y algún que otro partidito.

No olviden llevar la sonrisa...
Ni tampoco la máquina que las registra, prismáticos si tienen y alguna cortapluma.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

entre muchas... una experiencia de Navidad


Se llamaba Natividad aquella diminuta mujer mamá de un bebé que tuvimos en tránsito. Los médicos decían que en el periodo prenatal había tenido un retraso en la el desarrollo de la inteligencia. Casi sin casa y con siete chicos a cargo, casi sin monedas para viajar las dos horas que separaban su casa de la nuestra. Casi sin datos de cómo llegar. En casa era distinto: casi que no nos faltaba nada... pero mamá estaba hace un mes enferma. Cuando Natividad lo supo se vino nomás.
-A limpiar la casa, me vine. Pobre Eugenia... debe necesitar una mano.

Natividad me hace acordar a esto que vivimos hoy... un amor ilimitado nos visita la casa para darnos una mano... y nos cuenta que se nace cuando se ama... y cuenta también que ese nacer... no muere.

viernes, 12 de diciembre de 2008

onda retro...

terminaron los chicos de sexto... entre alegría y emoción por la vida que aparece siempre en tiempos de despedida... refresco mi memoria leyendo mi discurso pronunciado cuando terminé la secundaria...

Despedida de 7º año. ITS Villada - 1999

Padre Director, comunidad Salesiana, sr. Vicedirector, sres. profesores, padres, alumnos:
Que difícil se me hace presentar en una hoja todas las emociones vividas, las amistades que cada uno fundó en lo profundo de su corazón. Que difícil se me hace representar al tan querido séptimo año y saber que quedará mucho por decir.
Simplemente me expreso a través de esta carta a todos ustedes, que hicieron en lo poco o en lo mucho, algunos hasta sin darse cuenta, que nuestro corazón sienta hoy tristeza porque nos vamos, porque dejamos ese lugar físico y espiritual que nos guió a lo largo de estos seis años, pero tanto más grande es la alegría de que vamos. De que vamos a afrontar un mundo que nos necesita, un mundo que exige que después de haber recibido esos cinco talentos podamos devolverle diez.
A veces pensamos cuánto nos cuesta dejar esos desayunos juntos, los recreos, recreos eucarísticos, cada almuerzo compartido, las bromas, las cargadas... pero es Dios que nos dice a cada uno "que bueno que sea así, es lógico que te cueste dejar ese lugar donde te sentís a gusto, donde has reído tanto... pero tu secundario terminó, tuviste tiempo para disfrutarlo y así lo hiciste: ahora es a vos a quien le toca dar. Hoy es el día de la cosecha, ya sembré, y lo hice en la presencia de cada salesiano, de cada profesor, de cada padre y su enorme esfuerzo, de cada preceptor, del personal de maestranza, de todos los alumnos del colegio, de las máquinas, del campo que cada día disfrutaste y más aún de cada compañero del curso''.
Y este día llevamos a casa la cosecha dentro de nuestro corazón, una cosecha que es abundante y que es hermoso tenerla dentro, pero que sus frutos se echarán a perder si no los damos y los repartimos. Cada uno tiene su tiempo de maduración, y a tiempo tenemos que entregarlos.
Algunos de ellos serán más específicos, al afrontar la carrera, el trabajo, el matrimonio y los hijos, los más son los que se van a notar en cada gesto con los padres, hermanos, amigos, vecinos y aún los no conocidos.
Ahora, terminando el secundario y escuchando a los mayores recibimos dos afirmaciones, la primera: "Del secundario no te olvidás más" y es cierto, quien podría dejar pasar tanta felicidad.
La segunda dicen "es la mejor etapa de la vida". A esta no estamos dispuestos a sostenerla porque si bien sabemos de la importancia de este tiempo que tiene al frente ese espíritu joven que es capaz de contagiar alegría, esa capacidad de hacer chistes, de estar activos, eufóricos y de crear amistades y ojalá desde ahora mantengamos esas cualidades. Pero decía que no estamos de acuerdo en calificarla como la mejor de nuestra vida porque no queremos llegar hasta acá, porque nos animamos a dar uno y varios pasos más ya que sabemos que hemos conseguido a través de estos años la capacidad para ser cada día un poco mejor, para animarnos a afrontar las dificultades con alegría y para saborear la belleza de la universidad, de la adultez y de la vejez.
Por eso nuestro profundo deseo del corazón no es decir "esta o aquella es la mejor", no habrá mejores, todas diferentes, hermosas por cierto y cada una con lo suyo, pero distintas.
Tampoco podemos afirmar que todo fue bueno, somos conscientes de que hubo limitaciones de parte nuestra y del colegio, de que gracias a Dios no fuimos a un colegio perfecto, y digo gracias a Dios porque tampoco nosotros podríamos haber ido a un colegio sin limitaciones, de hecho nosotros también las tenemos pero a lo largo de estos seis años junto al colegio nos unimos al mandato de Jesús "Sean perfectos como su Padre es perfecto" y tratamos, en lo poco o en lo mucho, de hacer un poco más perfecto ese colegio que formamos nosotros, los alumnos.
Por momentos caemos en la tentación de querer mencionar y agradecer a alguien en especial pero nos damos cuenta de que dejaríamos fuera a muchos que se esforzaron, algunos muy silenciosamente, durante esta etapa y es nuestro deseo que todos se sientan parte de nuestro grupo. De todos modos no queremos dejar pasar esta oportunidad para agradecer a todos y a cada uno de nuestros padres que de modo especial acompañaron de principio a fin este caminar
Hoy llega el momento de la despedida, de una despedida que nos dice que el colegio es más nuestro que nunca. Pasó por este suelo la vigésima quinta y última promoción de Técnicos Mecánicos y la quinta y última promoción de Técnicos Electromecánicos. Sin duda dejamos una huella que quedará grabada en el suelo del colegio y en los pies de cada uno de nosotros que transitamos caminos fáciles, caminos de tierra y, por qué no también, caminos de piedra. Unidos por la amistad llegamos a la meta final.
Dios quiera que la felicidad recibida a lo largo de estos seis años llenen el corazón de cada uno de ustedes y de todas las personas que compartan algún momento de nuestra vida.
A todos ustedes que colaboraron con nuestra formación no nos quedan más que palabras de agradecimiento, estén seguros de que están en nuestro corazón. Esperamos haber colaborado en este tiempo para ser al menos una gota más de alegría en su vida.
Sin más, a ustedes, los aquí presente
y los ausentes.

GRACIAS…
y hasta siempre.

martes, 9 de diciembre de 2008

Héroes de la infancia


De los héroes de mi infancia poco recuerdo tengo. Poco recuerdo, mala memoria, fuerte olvido... de aquellos de la tele... que en la tele quedaron.
Los héroes de mi infancia fueron distintos. Aquellos ni llegaron a serlo... nombre olvidado y un borroso pasar por mi corazón. Éstos, los que sí fueron, me persiguen a diario y tejen mi presente. Sus nombres, sus inocultables nombres, cuentan lo que es la vida, mal que les pese a esos de la tele... y a esos stickers que vendían en el kiosco de la esquina.
"Bicicleta", "camino de montaña", "Río Calabalumba". Algunos más. Hoy estuve con uno de esos "algunos más": el Uritorco. Ese héroe que no mata enemigos porque no los tiene. Ese desnudo cuerpo, que no esconde sino muestra... y que brilla, siempre brilla... a este niño... ya no niño... que lo acaricia.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Día mundial de lucha contra el sida...

Hoy es el día mundial de la lucha contra el SIDA ¿Quién sabrá el entramado de esa enfermedad? ¿Será que ya saben cómo curarlo y no quieren? El SIDA es hoy como un fantasma a quien todos temen. A sus portadores los rechazan como a los leprosos rechazaban los judíos en tiempos de Jesús. De momentos el mundo no les deja estudiar, trabajar o jugar. "Sé que no contagian sólo por andarles cerca" -dicen... pero... "por las dudas" -también dicen...
Tu Palabra Señor basta para sanarnos... a ellos de la enfermedad... a nosotros... de la otra... la discriminación que nos tiene amarraditos... bien sujetos... haciéndoles evidente qeu nosotros no somos ellos... ¿y si lo fuéramos?

domingo, 16 de noviembre de 2008

tengo sed

Mientras elegía lema escribí esto...

Apenas hice la primera profesión seguía muy de cerca los lemas que los profesos perpetuos y los curas elegían. Ya en ese tiempo rondaban por mi cabeza un sinnúmero de lemas probables y posibles de ser elegidos. Confieso que todos ellos tenían un tono poético... ¡para que suene lindo vio!
Al tiempo la idea del lema comenzó a despejarse y rara vez pensaba en eso. Hoy, a metros de la profesión perpetua, regresa la pregunta y regresa, junto a ella, una de las experiencias fundantes más fuertes en mi discernimiento inicial: la vida religiosa de Madre Teresa de Calcuta. Ella hizo del “tengo sed” de Jesús e la cruz su programa de vida, e hizo colocar aquella inscripción en el costado de las cruces que presidían sus casas.
Galeano dice que “para los navegantes con ganas de viento la memoria es el puerto de partida”. En la memoria, en las ganas de viento, retomo la experiencia fundante de mi discernimiento y hago del nada poético “tengo sed”, del desnudo lema, como desnudo lo dijo Jesús en la cruz, mi programa de vida.
Tengo sed porque aún siendo Jesús el agua de la vida, divago por otros caminos buscando encontrar en otras fuentes aguas que no la quitan. ¡Jesús, tu amor de locura sacie la infinita sed que tengo!
Tengo sed también porque es el grito de muchos, o de uno sólo, de Cristo crucificado, allí y aquí, de los pueblos crucificados, de los ninguneados, de los que -dice Galeano- “cuestan menos que la bala que los mata”
Tengo sed porque fueron las palabras de Jesús en tiempos donde amor, justicia y paz eran colgados de la cruz y fueron palabras donde humanidad y divinidad se fusionaron: ¡sed fisiológica y sed de amor!
Y finalmente “tengo sed” porque hasta que Jesús no pronuncia aquello y alguien responde, él no dice “todo está cumplido”. Así voy, inconcluso por la vida, sediento por el camino, amarrado con otros sedientos, andando lento ¡pero andando nomás!

martes, 11 de noviembre de 2008

Las ideas son como el fuego. Sólo se conservan comunicándose.

Se viene...1º festival de cultura libre...

Intensidad nómade. Máquina de amor. Conspiración propositiva. Ideas que son escándalos, hermosas como una piedra destrozando los vidrios de un banco. Creemos radicalmente en la imaginación, partera de la Historia. Deseamos volver a descubrir el mundo cada vez como los ciegos, para los cuales todas las cosas son repentinas. Esta fábrica existe con alegría, la de corroer todo aquello que entristece la vida. Y con nostalgia de la utopía, de ese mundo siempre por venir para el cual lo esencial aún no ha sido dicho. Buscamos cómplices. Para volar las cerraduras y el sentido común. Para iluminar las esquirlas de la realidad, y aguijonear la intuición colectiva. Fábrica de Fallas abre sus puertas. Pasá. Pensá. Okupá.
Seguí leyendo esta nota en http://culturalibre.fmlatribu.com/

jueves, 6 de noviembre de 2008

...ya no hace tanto frío.

Voy cargando cosas... aunque no necesariamente escritas hoy...

Hoy fue el día de mi cumpleaños. Hace tanto que no escribo que tal vez hasta ande desaceitado... Fue atípica esta jornada. Viví los mensajes (de textos, de abrazos, de mails, de llamadas telefónicas, de oraciones) de amigos de toda la vida y de amigos de los últimos andares como un gran puñado de buenas noticias que a lo largo de los años van entrando en una cajita. De repente el día del cumpleaños esas pequeñeces se van asomando negando el olvido, rechazando quedar al fondo de la caja y diciendo: ¡gracias por la vida compartida! Y las buenas noticias invaden a lo largo de todo el día los momentos de dudas y las historias de miedo a caminar equivocado. Se cruzan sentimientos y aquel siempre ambicioso deseo de estar con todas aquellas buenas noticias que son los amigos, de mantener el vínculo, de revivir el sinnúmero de momentos que nos “hicieron” la alegría. ¡Qué no se vayan... que no nos vayamos! -grita nuestro corazón. Termina el cumpleaños y volvemos todos a la cajita... acurrucados... sin irnos... y chocándonos, rozándonos desde la presencia y desde el recuerdo. ¿En qué estamos? -nos preguntamos. “Estamos en un mundo donde ya no hace tanto frío”.


Terminó el cumple y me puse a recordar la buena noticia que sos... Gracias por estar presente en este día...

miércoles, 29 de octubre de 2008

cuando la memoria falla... una mamá cuenta... y contando dice...

Hace unos días mamá escribió esto para contar a amigos que yo hacía la profesión. Se los comparto...

Desde el noviciado a sus 21 años, segundo de su formación, nos decía en una carta respecto al camino elegido de hermano coadjutor:
"...Los invito a contemplar más de cerca la curación del paralítico para lo que antes de seguir les pido lean Lc 5,18-26. Aparecen varios personajes, los que más resaltan son Jesús, el paralítico y los escribas y fariseos. Sin embargo aparecen también unos hombres que cumplen su función y luego desaparecen del mapa. Eran sin duda amigos de aquel que necesitaba ser sanado por Jesús. A pesar de la mucha gente ellos no quieren atropellar a nadie, solo quieren acercar a aquel joven de fe para que pueda recibir el perdón y encontrarse con Jesús. Esto lo hacen con la cratividad inmensa de subir con una camilla y una persona en ella al techo y con el sacrificio escondido del que no espera ni recibe aplausos. El coadjutor no hace las veces de Cristo en el ministerio ni da el perdón, tampoco es el paralítico, si en cambio, aquel que hace que Cristo y el joven se puedan juntar, y así actúe la Gracia de Dios que salva".
Eugenia (esa es mi mamá) escribió para no olvidarla, una historia de Agustín a los 4 años.

Ese nene….

Había una vez un nene de 4 años, siempre callado y tranquilo. Difícilmente se enojaba. Jugaba mucho con sus hermanos y le gustaba ir a la casa de sus abuelos.

Ellos, como tantos abuelos, establecían códigos de comunicación con sus nietos, creando magia, picardía y complicidad; haciendo que ese vínculo se convierta en uno de los más sagrados vínculos que construyen personas.

Saben que unos caramelos encienden rostros, convierten muecas en sonrisas y son las llaves para diálogos profundos que van cambiando vidas de dos generaciones que parecen incompatibles.

Estos abuelos guardaban caramelos en diferentes cajitas que colocaban estratégicamente al alcance de sus nietos. En ellas había caramelos que aparecían después de almuerzos o cenas, nunca después de lavarse los dientes, ni antes de tomar la leche y en medida acorde a la cantidad de nietos, cuidando estómagos y buenos hábitos.

Un día desaparecieron todas y las reemplazaron por una lata de leche Nido y los caramelos… por un caramelo.

El nene miraba, buscaba, disimuladamente y entre broma y broma, juego y juego, con sus abuelos llegó a la lata, la tomo en sus flacuchentos brazos y la abrió.

Encontró el caramelo, y preguntó tímidamente si era para él y si lo podía comer. Sus abuelos divirtiéndose le dijeron que sí y el nene lo guardó en el bolsillo

-Cómo? No te lo vas a comer?- le preguntaron un tanto sorprendidos . Lo encontró, lo hizo suyo y no lo come, pensaron.

Y él, con brillo en sus ojitos negros, profundos y hundidos, una gran sonrisa y una certeza que parecía increíble contestó:-

-Sí, lo voy a comer, cuando venga mi mamá y mi papá y mis hermanos Meli, Seba y Martín; y la mamina y Lalo y Betti, y Nené y mi primo Gastón Pablo que es grande y los chicos de la guarde y el viejito que me saluda y… también te voy a dar a vos abuela y a vos abuelo……- Ese caramelo no encerraba la posibilidad de acabarse. Tenía dimensión de Amor y Misterio .

Hace muchos, muchos años cuando los abuelos que eran mi mamá y mi papá , me contaron este episodio, se me ocurrió escribirlo para ayudar a la memoria. Hoy quiero compartirlo con ustedes.

Ese niño ha crecido, tiene 28 años. Es nuestro hijo Agustín. Está convencido que la vida es como aquel caramelo, cobra verdadero sentido si es para darla, para compartirla. Está convencido que la vida no encierra en ella la posibilidad de acabarse. Tiene dimensión de Amor y Misterio

El Buen Padre ha puesto, de manera especial, su mirada en él y él ha dicho "SI"

martes, 14 de octubre de 2008

padre-hermano-amigo


Papá Guillermo y mamá Eugenia… y mis hermanos Meli, Sebastián y Martín. Allí nací y allí crecí. Y en el Pío Décimo crecí. Y en Villada crecí. Allá… y allí… recibiendo pinceladas del cariño de Dios crecí. De esas pinceladas que hicieron mi vida cuento sólo tres, y un alrededor que las enmarca.
Madrugada de enero, madrugada soleada y salimos. Con papá salimos. A la montaña salimos. Yo tenía apenas cuatro años. Caminé un largo tramo y finalmente ya no pude. Papá me alzó sobre sus hombros y llegamos a la cima desde donde se veía el paisaje. Un padre… eso es un padre: alguien que te sostiene en los momentos de cansancio para que no pierdas, nunca pierdas, el paisaje que vale la pena mirar.
Tarde de 1987. Yo tenía apenas siete años y poca memoria. El hermano Gastón Fontaine viajaba como misionero a Angola. En mi borroso recuerdo aparece una despedida. En la despedida sus primos tenían un corazón de cartulina roja. Un corazón entregado –me dije. Sí, eso. Un hermano es alguien que tiene un corazón entregado.
Una adolescencia. Una juventud. Un refugio. Un amigo es un refugio o esa llave que en tiempos de duda abre a la esperanza. Los amigos dijeron –y gritaron animate a dar un sí. Y en la respuesta de hoy están ellos.
Un padre, un hermano, un amigo… y entre días de amor y días de color, una sed. Sed de Dios, sed de amor. Un Jesús clama a Dios. Y un hijo sediento al andar montañas, sediento al entregar el corazón y finalmente sediento, tercamente sediento, a compartir y celebrar la amistad.

En los deseos de un padre, de un hermano y de un amigo pido servir a Dios toda la vida en la sociedad salesiana para llevar a plenitud la consagración bautismal.